Cuidado facial
Las abejas son mucho más que las responsables de la polinización y de las cosechas abundantes. Además de producir miel, ese delicioso néctar dorado que endulza platos y mejora la salud, también fabrican productos únicos que la cosmética y la medicina han aprendido a valorar: la jalea real y el propóleo.
Hoy queremos centrarnos en este último. ¿Qué es exactamente el propóleo? ¿Para qué sirve? ¿Por qué ha ganado tanto protagonismo en cosmética natural y en el cuidado de la piel? A continuación, resolvemos todas tus dudas.
Las abejas recolectan savia, resinas y secreciones de brotes, cortezas y hojas de distintas plantas. Una vez en la colmena, mezclan estas sustancias con cera y enzimas propias, dando lugar al propóleo.
Dentro de la colmena, el propóleo cumple funciones esenciales: reparar grietas, sellar las paredes internas, regular la humedad y la temperatura, y proteger a toda la colonia frente a parásitos, depredadores y microorganismos patógenos. En otras palabras, es el escudo natural de las abejas.
El ser humano descubrió las propiedades del propóleo hace siglos. Los antiguos egipcios lo usaban en procesos de embalsamamiento, Hipócrates lo aplicaba para tratar heridas y úlceras, y durante la Segunda Guerra Mundial fue un remedio natural utilizado por su acción antibacteriana y antiinflamatoria.
En la actualidad, el propóleo se ha convertido en un ingrediente clave en productos farmacéuticos, cosméticos y de higiene. Su popularidad no deja de crecer, especialmente entre quienes buscan alternativas naturales, sostenibles y efectivas.
Según datos de 2024, el mercado mundial del propóleo alcanza ya los 650,9 millones de dólares, y se estima que superará los 954 millones en 2032.
Hablar de propóleo es hablar de una mezcla compleja. Se calcula que puede contener hasta 300 compuestos activos. Su composición exacta varía según el entorno donde vivan las abejas: clima, flora local y época del año influyen directamente.
No obstante, hay ciertos componentes presentes en la mayoría de los propóleos, entre ellos:
Flavonoides (quercetina, galangina, pinocembrina): potentes antioxidantes y antiinflamatorios.
Ácidos fenólicos (ferúlico, cafeico, gálico): protegen frente al estrés oxidativo y las inflamaciones.
Terpenoides: con propiedades antimicrobianas y regeneradoras.
Benzofuranos y benzopirenos: estimulan la regeneración y la protección celular.
Este cóctel de beneficios convierte al propóleo en un ingrediente estrella tanto en dermatología como en cosmética.
Cada vez más marcas incorporan propóleo en sus fórmulas de cuidado facial y capilar. No es de extrañar: las abejas han dado con una sustancia natural con múltiples beneficios:
Neutraliza los radicales libres que dañan las células cutáneas, ralentiza el envejecimiento prematuro y protege frente a agentes externos. Ideal como parte de una rutina antiedad.
Reduce rojeces, inflamaciones, picor e irritaciones. Es un aliado perfecto para pieles sensibles o con tendencia a reacciones.
Combate eficazmente las bacterias responsables del acné, por lo que suele incluirse en cremas, tónicos y tratamientos específicos para pieles con imperfecciones.
Favorece la curación de pequeñas heridas, grietas o úlceras. Se emplea en bálsamos, pomadas y cremas reparadoras.
Gracias a sus aminoácidos, vitaminas y oligoelementos, ayuda a mantener la piel nutrida, elástica y luminosa, incluso en condiciones extremas de sequedad o exposición solar.
El propóleo actúa todo el año: en verano, alivia quemaduras solares y en invierno, combate la tirantez y sequedad.
Puedes encontrar propóleo en una amplia variedad de productos: cremas, sérums, tónicos, geles limpiadores, mascarillas, lociones, tratamientos capilares e incluso soluciones puntuales para granitos.
Importante: aunque se trata de un ingrediente natural, el propóleo puede causar reacciones alérgicas en personas sensibles. Antes de incluirlo en tu rutina, realiza una prueba en una pequeña zona de piel.
Con un uso constante, los primeros efectos (como la reducción de inflamaciones) pueden notarse en pocos días. La mejora visible en textura y luminosidad de la piel suele aparecer entre las dos y cuatro semanas. En casos de daño cutáneo más profundo, como pequeñas heridas, la recuperación puede prolongarse hasta un mes.
Antes de incorporar cosmética con propóleo, especialmente si tienes la piel sensible o padeces acné, lo ideal es acudir a un dermatólogo o a un profesional de la estética. Te ayudarán a identificar tus necesidades concretas y a diseñar una rutina de cuidado eficaz y segura.
El propóleo es un verdadero tesoro de la naturaleza. Con una composición única y un abanico de beneficios científicamente respaldados, se posiciona como uno de los activos naturales más versátiles y potentes para el cuidado de la piel. Si buscas soluciones eficaces, naturales y respetuosas con tu piel, el propóleo puede convertirse en tu mejor aliado.